Hoy queremos compartir con vosotros las preciosas palabras de
Catherine L’Ecuyer (una fantástica mujer que hemos tenido el placer de conocer) autora del libro "Educar en el asombro". Os dejamos con sus preciosas palabras para que os inspiren a educar a vuestros hijos en el asombro y la belleza por la naturaleza...
¿El aprendizaje
se inicia desde dentro de la persona, o desde fuera?
Platón decía que el
asombro era el principio de la filosofía. La constatación de que algo
es, mientras podría no ser. Tomás de Aquino hablaba del asombro como “el
deseo para el conocimiento” y Chesterton decía que “del asombro parte
la llama que ilumina los cuentos de hadas”.
Por otro lado, Dan
Siegel, neurocientífico americano, afirma que existe algo más allá de la
organización neurológica, una realidad intangible que actúa como motor
de la persona. Según él, estaríamos a la expectativa del entorno, pero
no completamente dependientes de ello. Y si es así, entendemos
perfectamente el mecanismo por el que los niños que juegan aprenden más
fácilmente que los que están entretenidos desde fuera hacia dentro.
Cuando
se plantea el aprendizaje desde fuera hacía dentro, llenando la agenda
de un sinfin de actividades estructuradas, los estímulos lo hacen todo
por el niño porque sustituyen al asombro. El niño se acostumbra a
niveles de estímulos cada vez más altos, por lo que su entorno cotidiano
finalmente les aburre.
Esfuerzo y disciplina deben ir delante
del caos controlado del juego libre, a través del cual la persona
aprende desde la invención y el descubrimiento. El juego libre se
caracteriza por el silencio que permite la reflexión y la concentración,
imprescindible para la asimilación de los aprendizajes. El ruido
continuo de las pantallas impide a nuestros hijos saborear la fibra
misma de la vida y asombrarse por su belleza intrínseca, menos ruidosa
pero no por ello menos importante.
Así que cuando nuestros hijos
se encuentran en la naturaleza, primera ventana de asombro de la
infancia, y se sorprenden por el mero hecho de que la luna exista, ¡es
que están filosofando! Es posible que lo veamos como una pérdida de
tiempo, en el mundo frenético y utilitarista en el que estamos inmersos.
Pero este asombro por lo que les rodea, es lo que les llevará a ser
ingeniosos, creativos. Desde el asombro, mirarán al cielo buscando
explicación por la desaparición del humo que sale de las chimeneas,
acercarán las hojas a las pinzas de la tijereta
para ver si se hace con ella y en la playa empezarán a inventarse
tesoros por excavar. Todas estas preguntas y aventuras que parten del
asombro de nuestros pequeños filósofos, si encuentran un entorno fértil
en el juego libre, son el preámbulo de una reflexión todavía más
profunda sobre los misterios y las leyes de nuestro mundo.
Os recomendamos de corazón el fantástico libro de Catherine, "Educar en el asombro".
Enjoy the Slow Life